Se dice que el carácter se revela en tiempos de crisis. Para la industria del seguro de vida, la pandemia fue precisamente una crisis de ese tipo, y la industria demostró el verdadero valor y el bien social que el seguro aporta a las personas necesitadas.
El desafío ahora es convertir los numerosos logros de los últimos dos años y medio en beneficios perdurables para la industria y las personas a las que sirve.
Afrontando el Desafío
La pandemia no fue un evento único, sino una serie de desafíos en constante cambio. Mientras los aseguradores se enfocaban en escribir nuevos negocios en medio de protocolos de confinamiento y gestionar el impacto de las reclamaciones del virus, se enfrentaron a una serie de efectos comerciales indirectos: volatilidad en los mercados financieros, trabajo remoto, la Gran Renuncia, y la lista continúa. Sin perder el ritmo, las compañías crearon un modo improvisado de operación habitual para seguir sirviendo a los consumidores.
Una industria que depende de las tendencias vio cómo estas tendencias evolucionaban constantemente: dónde golpeaban las olas, quiénes estaban siendo afectados, qué variantes y sub variantes emergían, cómo avanzaba el desarrollo y la distribución de vacunas. A medida que parecía que las cosas se calmaban en el verano de 2021, la variante delta desató quizás la peor fase de la pandemia para los aseguradores de vida. Pero la industria siguió avanzando.
Los aseguradores encontraron soluciones creativas e innovadoras para asegurar que el acceso y la asequibilidad a los productos se mantuvieran constantes. Aceleraron los cambios en los enfoques de suscripción para equilibrar la oportunidad y la seguridad del consumidor con la gestión del riesgo, condensando años de avances importantes en solo meses. A pesar de las interrupciones en recursos y fuerza laboral, respondieron a la creciente demanda de productos de protección y pagaron miles de millones de dólares en reclamaciones, cumpliendo compromisos con los asegurados y proporcionando un apoyo financiero muy necesario en medio de tantas pérdidas.
Aprovechando la Oportunidad
Por muy loables que sean estos logros, ahora no es el momento para que la industria descanse en sus laureles. Es hora de pasar al ataque. COVID-19 dejó a los consumidores con una comprensión completamente nueva y un mayor aprecio por el valor de los productos de protección, creando una oportunidad para que los aseguradores cierren la brecha de cobertura y brinden protección financiera a más personas.
Las adaptaciones clave realizadas en el apogeo de la pandemia deben evaluarse como pasos potenciales hacia el progreso y, si son compatibles con una disciplina de riesgo sólida, incorporarse en nuevas formas de hacer negocios. Avances realizados en áreas como la distribución digital y la suscripción acelerada, por ejemplo, deben ser llevados adelante y ampliados. Las empresas con visión de futuro deben encontrar formas de mantener el impulso tanto en el compromiso con el consumidor como en el desarrollo de soluciones.
Los aseguradores líderes del mañana serán aquellos optimistas que ahora vislumbran el potencial ilimitado por delante y posicionan sus negocios en consecuencia. Esto requerirá tanto asegurar la fortaleza financiera para absorber impactos futuros como fomentar la agilidad operativa para pivotar rápidamente ante nuevas oportunidades que surjan.
Con las empresas esperando avanzar hacia una nueva fase post-COVID-19, la energía y la urgencia dedicadas a la pandemia no deben abandonarse, sino redirigirse hacia la construcción del futuro. La red de seguridad del seguro de vida se mantuvo sólida para las familias de todo el mundo ante una crisis global, y la confianza generada como resultado debe aprovecharse ahora para hacer accesible la cobertura a la mayor cantidad de personas posible. Si los aseguradores abrazan las oportunidades emergentes con la misma determinación con la que enfrentaron los desafíos de la pandemia, el futuro de la industria será realmente prometedor.