El aumento de las temperaturas globales hizo que 2023 fuera el año más caluroso registrado, por un amplio margen. De hecho, un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial afirma que varios indicadores del calentamiento global, incluido el aumento del nivel del mar, el retroceso de los glaciares, la pérdida de hielo marino y la temperatura del océano, también establecieron récords en 2023.¹
Estos datos alarmantes tienen a los científicos del clima preguntándose: ¿Fue este un año particularmente malo que se pueda atribuir a la variabilidad climática como parte de un aumento lineal a largo plazo en las temperaturas globales, o el cambio climático se ha acelerado y ha entrado en una nueva fase peligrosa?
Alimentando el debate está la incapacidad para responder a esta pregunta con un alto grado de certeza, lo que solo debería acelerar los esfuerzos para hacerlo. Para la industria del seguro, que existe para proteger a las personas contra la incertidumbre, identificar enfoques para cuantificar y predecir mejor los impactos del cambio climático es esencial.
Para las aseguradoras de vida en particular, esto significa dar el siguiente paso y determinar las implicaciones para la salud de las crecientes temperaturas globales, junto con las amenazas ambientales relacionadas de la contaminación del aire y la degradación del ecosistema. Por ejemplo, ¿cuáles fueron los efectos directos e indirectos, agudos y crónicos en la salud humana de los incendios forestales en Canadá en 2023? ¿El cambio climático jugó un papel en la intensidad de los incendios forestales y, de ser así, se puede cuantificar?
Responder a estas preguntas requiere recopilar y analizar datos disponibles, reconociendo las limitaciones de esos datos y aplicando enfoques novedosos como la ciencia de la atribución para derivar conclusiones significativas. El momento de actuar es ahora. Un enfoque holístico que trate todas las amenazas ambientales como una sola emergencia de salud planetaria fortalecerá la comprensión de los aseguradores sobre los múltiples impactos del cambio climático en la salud de la población y permitirá a la industria desempeñar su papel en abordar la crisis climática.
Introducción
Durante la última década, el Reporte Anual de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial ha citado la degradación ambiental como uno de los cinco riesgos globales más perjudiciales. Además, la Encuesta de Percepciones de Riesgos Globales (GRPS) de 2023 lista los riesgos relacionados con el clima y la naturaleza, como desastres naturales y eventos climáticos extremos, pérdida de biodiversidad y colapso del ecosistema, entre los 10 principales riesgos por gravedad que se espera se manifiesten en la próxima década.²
El término “salud ambiental”, acuñado hace décadas, se refiere a una rama de la salud pública que evalúa los impactos del medio ambiente en la salud y el bienestar humanos. Un creciente cuerpo de evidencia destaca los efectos cada vez más negativos de los peligros climáticos en la salud de la población.
Mientras que la variabilidad climática y los eventos climáticos extremos han sido documentados durante siglos, las temperaturas globales están aumentando a un ritmo no visto en los últimos 10,000 años, y el cambio climático está cambiando la ubicación, intensidad y frecuencia de los eventos climáticos extremos.³ La tarea de comprender los impactos resultantes en la salud humana puede ser abrumadora.
La ciencia de la atribución, un área en crecimiento del estudio del clima que trata en probabilidades, observabilidad y validez, puede ayudar a cuantificar los impactos del cambio climático. Los científicos en este nuevo campo están analizando datos observacionales de eventos climáticos extremos, como huracanes, olas de calor o inundaciones, y desarrollando modelos para determinar en qué medida estos eventos pueden ser causados —o influenciados— por el cambio climático.
El proceso comienza con una comprensión clara de los datos disponibles sobre los impactos específicos de los desastres naturales en la mortalidad y morbilidad. Tras una temporada récord de incendios forestales en Canadá en 2023, los incendios forestales ofrecen un evento climático oportuno para utilizar como ejemplo.
Estudio de caso de eventos climáticos extremos: incendios forestales
Aunque los incendios pueden desempeñar un papel en el ciclo natural de ciertos ecosistemas, evidencia creciente sugiere que el aumento de las temperaturas atmosféricas, los cambios en los patrones de precipitación y los climas más secos están aumentando la incidencia y gravedad de los incendios forestales.
El Informe de la Cuenta Regresiva de Lancet de 2022 informó que la exposición humana a días de peligro de incendio muy alto o extremadamente alto aumentó en un 61% de los países del mundo desde 2001-04 hasta 2018-21.⁴ Además, el informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de 2023 afirmó que es probable que los futuros incendios forestales se intensifiquen a medida que aumenten las temperaturas.⁵
La temporada récord de incendios forestales en Canadá en 2023 ilustró claramente estos peligros. Para el 6 de junio, tanto humo de los incendios se había desplazado hacia el sur que el Índice de Calidad del Aire (ICA) de la ciudad de Nueva York alcanzó los 480, la peor contaminación del aire de cualquier ciudad importante ese día. Alrededor del mismo tiempo, ciudades del medio oeste de EE. UU., como St. Louis, experimentaron cielos brumosos e ICA insalubres en los 200. Incluso a través de los océanos, la calidad del aire de Europa y el noroeste de Asia se vio afectada.
El humo de los incendios forestales es una mezcla compleja de materia particulada y contaminantes gaseosos. Las partículas PM2.5, las más preocupantes, son un carcinógeno del grupo 1 según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. Estas diminutas partículas penetran profundamente en los pulmones y, desde allí, ingresan al sistema circulatorio y eventualmente llegan a todos los órganos principales del cuerpo.
El PM2.5 en el humo de los incendios forestales es el tipo más tóxico: su relación PM2.5/monóxido de carbono es mucho mayor que la del humo generado por contaminantes urbanos; sus tamaños de partículas son más pequeños; y la exposición a estas partículas en el humo de los incendios forestales a menudo está acompañada de coexposición a altas temperaturas y otros factores dañinos. Los componentes del humo de los incendios forestales también reaccionan con el óxido nitroso, un subproducto de la actividad de los motores de combustión, lo que contribuye al aumento de los niveles de ozono en áreas urbanas y puede representar un riesgo significativo para la salud respiratoria.⁶ Salud Canadá estima que entre 2013 y 2018, hasta 240 muertes prematuras por año fueron atribuibles a la exposición a corto plazo a PM2.5 en humo de incendios forestales, y hasta 2,500 fueron atribuibles a la exposición a largo plazo.⁷
Además, un estudio de series temporales globales en 749 ubicaciones encontró que anualmente, durante el período de estudio (de 2000 a 2016), el 0.62% de las muertes por todas las causas, el 0.55% de las muertes cardiovasculares y el 0.64% de las muertes respiratorias fueron atribuibles a los impactos agudos de la exposición a PM2·5 relacionados con incendios forestales. El estudio también afirmó que los riesgos relativos agrupados de mortalidad asociados con cada aumento de 10 μg/m3 en el promedio móvil de tres días (retraso de 0 a 2 días) de exposición a PM2·5 relacionados con incendios forestales fueron de 1.019 para la mortalidad por todas las causas, 1.017 para la mortalidad cardiovascular y 1.019 para la mortalidad respiratoria.⁸
Además, el estudio señaló que se espera que los niveles de PM2.5 debido a los incendios forestales continúen aumentando: para 2100, solo en los EE. UU. contiguos, las concentraciones aumentarán entre un 55% y un 190%, representando más del 50% de todos los PM2.5 ambientales. Para cuantificar mejor el rango de implicaciones para la salud de los incendios forestales, los aseguradores se beneficiarían del acceso a un enfoque de investigación más allá de los efectos agudos de la exposición, que abarque los resultados crónicos y longitudinales de la salud de las poblaciones expuestas a los resultados de los incendios forestales.
Modelado de mortalidad relacionada con incendios forestales
El análisis del riesgo del cambio climático requiere comprender la carga estimada de mortalidad prematura relacionada con PM2.5 de incendios forestales en escenarios climáticos extremos.
Los cuatro escenarios de Ruta de Concentración Representativa (RCP) – RCP 2.6, RCP 4.5, RCP 6 y RCP 8.5 – indican posibles concentraciones futuras de gases de efecto invernadero en la atmósfera y sus impactos potenciales en las temperaturas globales futuras. RCP 8.5, el escenario más severo, representa emisiones en aumento constante, lo que resulta en un aumento medio de la temperatura global para finales de siglo de 4.4 grados centígrados.
Según una investigación de 2021 de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU., solo en el oeste de EE. UU., los cambios en la exposición a PM2.5 combinados con proyecciones de población pueden resultar en una carga de mortalidad prematura relacionada con PM2.5 de incendios forestales en el escenario RCP 8.5 del año 2090 que es aproximadamente 3.5 veces mayor que en el período base.⁹
Cambio climático, contaminación del aire y mortalidad
El cambio climático y la contaminación del aire son, en muchos aspectos, dos caras de la misma moneda, ya que ambos son impulsados principalmente por la quema de combustibles fósiles.
Varios estudios citan la contaminación del aire como el quinto factor de riesgo de mortalidad más importante del mundo.¹⁰ Sin embargo, es importante reconocer que la mortalidad prematura relacionada con la contaminación del aire depende de los efectos conjuntos del clima y las emisiones antropogénicas, el tamaño de la población, la estructura por edades y los recursos sanitarios.
Por ejemplo, en el Reino Unido, la contaminación del aire exterior ha demostrado causar aproximadamente 1 de cada 10 casos de cáncer de pulmón. La Alianza de Salud del Reino Unido sobre el Cambio Climático informó en 2023 que el país ocupaba el puesto 101 de 131 países en términos de mala calidad del aire, y Londres, la capital, tenía una concentración promedio de PM2.5 de 9.6 μg/m³ (la mayoría de las ciudades están por debajo de 10 μg/m³). ¹¹ Mientras tanto, en los EE. UU., la calidad del aire varía de una región a otra, pero según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, hasta el 20% de los casos de cáncer de pulmón ocurren entre personas que nunca han fumado, un porcentaje que está aumentando.
Contrastar estos riesgos para la salud ya significativos en países desarrollados como el Reino Unido y EE. UU. con los impactos de la contaminación del aire en la salud en un país en desarrollo como India es revelador. India ocupa el puesto 8 de los 10 países más contaminados del mundo según el Informe Mundial sobre la Calidad del Aire 2023 y tiene niveles promedio de PM2.5 de ~ 53.3 μg/m³. Un estudio reciente realizado por especialistas en tórax en el Centro de Tratamiento del Cáncer Medanta en Nueva Delhi encontró que el perfil de pacientes diagnosticados con cáncer de pulmón cambió significativamente de 2012 a 2022. Según el estudio, el 50% de los pacientes con cáncer de pulmón en el norte de India ahora son no fumadores, más del 21% tienen menos de 50 años y la prevalencia de cáncer de pulmón entre las mujeres está aumentando. En palabras del Dr. Arvind Kumar, fundador y fideicomisario gerente de la Fundación de Cuidado Pulmonar, ‘No hay no fumadores en países contaminados’.¹²
Los científicos y profesionales médicos enfatizan la necesidad de combatir la contaminación del aire, la causa de aproximadamente siete millones de muertes prematuras al año. Sin embargo, los expertos en clima han advertido que la implementación de tecnologías para reducir la contaminación del aire puede acelerar el calentamiento global a corto plazo. Por ejemplo, la guerra de una década de China contra la contaminación del aire ha reducido las emisiones de dióxido de azufre en casi un 90%, pero como el SO2 atmosférico ya no difunde la radiación solar, las temperaturas promedio en el país han aumentado en 0.7 grados Celsius desde 2014. Sin embargo, estos aumentos de temperatura a corto plazo no deberían disuadir los esfuerzos para combatir la contaminación del aire.
Puede que no sea evidente de inmediato para las aseguradoras que un reclamo específico pueda estar relacionado con uno o más peligros ambientales, ya que los certificados de defunción generalmente solo enumeran una causa principal de muerte y no dejan espacio para información adicional sobre factores contribuyentes como la contaminación del aire. Sin embargo, los peligros ambientales claramente están surgiendo como los principales impulsores de morbilidad y mortalidad en todo el mundo, y el cambio climático podría afectar aún más estas tendencias.
Intensificación de eventos climáticos extremos: huracanes
¿Los eventos climáticos extremos se están volviendo más comunes y destructivos? Un análisis de huracanes puede proporcionar información valiosa.
Durante las últimas dos décadas, los huracanes han aumentado en frecuencia, intensidad e impacto. Uno de los más fuertes en la historia registrada fue el huracán Otis, que tocó tierra a finales de octubre de 2023 cerca de Acapulco, un importante destino turístico en la costa del Pacífico de México. En menos de 24 horas, Otis se intensificó con una rapidez sin precedentes, pasando de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5. Cobró más de 40 vidas y causó daños materiales que las estimaciones actuales sugieren podrían ascender hasta los $15 mil millones ($6.5 mil millones para la industria de seguros).¹³
Los científicos del clima ven la intensificación rápida de los huracanes como una consecuencia del cambio climático. Uno de los factores ha sido la temperatura del agua del océano a nivel mundial, que ha estado aumentando debido a la absorción de calor generado por el aumento de los niveles de CO2 atmosférico. Las concentraciones de CO2 son ahora un 50% más altas que en la era preindustrial, lo que ha aumentado las temperaturas del agua del océano y, consecuentemente, ha proporcionado más energía para que se formen y se intensifiquen las tormentas.
Hasta hace poco, el daño causado por los huracanes podía mitigarse hasta cierto punto, ya que los huracanes se intensificaban gradualmente, lo que permitía una planificación anticipada, la emisión de avisos públicos y la asignación de recursos de manera oportuna. El cambio climático está haciendo más difícil predecir el comportamiento de los huracanes y, por lo tanto, más difícil implementar planes avanzados de mitigación.
Eventos climáticos extremos: mortalidad directa e indirecta
La frecuencia, intensidad y duración de muchos eventos climáticos extremos, no solo huracanes, han estado aumentando en todo el mundo. Según la Asociación Meteorológica Mundial, el número de desastres relacionados con el clima y el clima reportados aumentó cinco veces desde 1970 hasta 2019.¹⁴
Las inundaciones son el evento climático extremo más común, representando el 43% de los desastres naturales en todo el mundo, y se proyecta que aumentarán en severidad, duración y frecuencia, presentando impactos adversos adicionales en los entornos, economías y salud humana.¹⁵
El Informe Lancet Countdown de 2023 destacó que debido a medidas adaptativas bien implementadas, la letalidad de las inundaciones y tormentas disminuyó en países con índices de Desarrollo Humano (IDH) altos y muy altos y se mantuvo estadísticamente sin cambios en otras áreas.
Determinar la mortalidad debido a las inundaciones requiere un enfoque de vigilancia que busque registros de muerte que mencionen específicamente vínculos con un evento de inundación. Si bien este enfoque puede capturar muertes relacionadas con inundaciones debido a causas como ahogamiento, electrocución e hipotermia, un número sustancial de otras muertes relacionadas con inundaciones pueden pasarse por alto, ya que se deben a causas secundarias como alimentos y agua contaminados, acceso interrumpido a atención médica y trastornos de salud mental.
Un estudio de 2023 basado en datos de 35 países¹⁶ demostró que los riesgos de mortalidad entre las poblaciones expuestas a inundaciones aumentan durante los primeros 25 días después de la inundación y luego vuelven a los valores basales alrededor de los 60 días. La asociación de las inundaciones con un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas, cardiovascular y respiratoria fue más fuerte en personas mayores y en grupos socioeconómicos más bajos, variando según el tipo de clima local.
Las interrupciones en el acceso y la prestación de atención médica debido a inundaciones y otros eventos climáticos extremos son un factor de riesgo significativo y especialmente preocupante para los pacientes con cáncer, ya que los retrasos en el diagnóstico y el inicio del tratamiento pueden empeorar el pronóstico del cáncer.
Considera esto: Un estudio de 2016 encontró que en Ghana, por cada día que duraba un corte de energía eléctrica más de dos horas, la mortalidad hospitalaria total aumentaba en un 43%.¹⁷
También hay una fuerte conexión entre los desastres naturales y el aumento de los trastornos de salud mental. Los sobrevivientes experimentan TEPT, depresión, ansiedad y estrés aumentado debido a recursos limitados (agua, comida, finanzas), lo que puede llevar a un aumento de la violencia interpersonal y el crimen.
Se necesita claramente un enfoque más holístico para evaluar la mortalidad y morbilidad directas e indirectas asociadas con los desastres naturales.
La solución: expandir el conocimiento.
Ciencia de la atribución y tendencias climáticas
Con la intensidad y frecuencia de los eventos climáticos extremos en aumento, la disciplina de la ciencia de la atribución, que se centra en comprender el papel del cambio climático en los eventos climáticos, está atrayendo la atención.¹⁸
La iniciativa de World Weather Attribution es una colaboración de científicos de todo el mundo que analizan eventos climáticos extremos para determinar cuánto puede haber contribuido el cambio climático a su desarrollo. Estos científicos también estudian datos climáticos históricos para comparar la probabilidad o gravedad de que ocurra un desastre natural hoy en día con lo que podría haber sucedido en un mundo sin calentamiento global, incluidos los impactos en la salud humana.
La morbimortalidad asociada al calor, por ejemplo, varía según la población (urbanización, edad, presencia de comorbilidades, estilo de vida), la sociedad y los factores relacionados con el grado de adaptación fisiológica humana. Los indicadores climáticos científicamente sólidos y metodológicamente mejorados, junto con estudios de detección y atribución, pueden proporcionar una atribución más precisa de los factores que afectan al cambio climático, proyectar riesgos futuros y ofrecer nuevas perspectivas sobre la compleja relación entre la salud y el cambio climático.
Considera esto: El análisis reciente muestra que en 2020, más del 60% de los días con temperaturas extremadamente altas que representaban un riesgo para la salud eran más de dos veces más probables de ocurrir debido al cambio climático impulsado por el ser humano. El Informe del Lancet Countdown de 2023¹⁹ informó que las muertes relacionadas con el calor de personas mayores de 65 años aumentaron un 85% en comparación con 1990-2000, substancialmente más que el aumento del 38% esperado si las temperaturas no hubieran cambiado.
Este campo en crecimiento ayudará a los científicos a determinar y cuantificar la influencia del cambio climático en los eventos climáticos extremos y permitirá a las aseguradoras de vida comprender mejor los impactos del cambio climático en las tendencias de morbimortalidad.
Comprender las limitaciones de la investigación
Comprender las limitaciones de la investigación existente es vital para realizar evaluaciones precisas de los riesgos del cambio climático. Los efectos de los fenómenos de calor extremo en la morbilidad ofrecen un buen ejemplo de cómo los datos actuales a menudo no cuentan la historia completa.
Durante los últimos 20 años, los eventos de calor extremo han ido en aumento, y el número de días de exposición a olas de calor que afectan a poblaciones vulnerables ha aumentado sustancialmente. De 2013 a 2022, en promedio, hubo un 108% más de días de olas de calor por año que en 1986-2005 (Lancet 2021 y 2022), y las muertes relacionadas con el calor han aumentado en consecuencia.²⁰
Las consecuencias de morbimortalidad parecen menos significativas. Sin embargo, los estudios basados en datos de morbimortalidad podrían haber subestimado los verdaderos efectos del calor si los pacientes tenían dificultades para acceder a servicios de atención médica durante temperaturas extremas, lo que explicaría el mayor efecto observado en la mortalidad que en la morbimortalidad.
Además, están surgiendo nuevas condiciones de salud relacionadas con el calor, como la nefropatía endémica mesoamericana (MeN). MeN, una enfermedad renal crónica de origen desconocido, comenzó a observarse hace aproximadamente una década y ahora está relacionada con la exposición al calor extremo. MeN tiene bolsas de alta prevalencia entre trabajadores agrícolas jóvenes de sexo masculino en el suroeste de México y América Central. Las posibles causas incluyen la exposición a altas temperaturas, deshidratación y/o altos niveles de contaminantes. Un patrón de enfermedad similar se está observando en América del Norte, Medio Oriente, África e India. Si la duración, frecuencia e intensidad de las olas de calor aumentan, podría desencadenar epidemias de enfermedad renal crónica en regiones donde las personas están expuestas a calor extremo.
Adoptar un enfoque a largo plazo
La mayoría de la literatura científica sobre el cambio climático y la salud se centra en los efectos agudos o a corto plazo, pero llevar a cabo análisis más completos y a largo plazo podría ayudar a superar las limitaciones actuales de la investigación.
Es probable que las generaciones futuras experimenten más frecuentemente extremos climáticos. Los niños menores de un año son particularmente vulnerables al calor extremo y ahora están expuestos al doble de días de olas de calor que en el período de 1986 a 2005.¹⁵
La epidemiología del curso de vida (ECL), un enfoque definido como “el estudio de los efectos a largo plazo en la salud posterior o el riesgo de enfermedad de exposiciones físicas o sociales durante la gestación, la infancia, la adolescencia, la juventud y la vida adulta posterior”, se centra en la relación entre las exposiciones psicosociales, conductuales y ambientales tempranas y los impactos en la salud en la vida posterior.²¹ Un enfoque basado en la ECL para la investigación sobre clima y salud podría contribuir a una mayor comprensión de los efectos latentes y acumulativos de las exposiciones en la primera infancia a lo largo de toda la vida.
Conclusión
La crisis ambiental que enfrenta la Tierra se origina en tres causas interrelacionadas: el cambio climático, la contaminación del aire y la pérdida de biodiversidad. Si bien este documento se centra principalmente en el cambio climático, los tres desafíos deben abordarse juntos como una emergencia sanitaria global para garantizar que los seres humanos puedan seguir habitando un planeta habitable. La acelerada disminución de la biodiversidad impulsada por actividades generadas por el ser humano, como la deforestación y la agricultura industrial, por ejemplo, está teniendo impactos de gran alcance en la salud, desde un aumento en la transmisión de enfermedades zoonóticas (Zika, Ébola, enfermedad de Lyme) hasta limitar la capacidad del mundo natural para absorber las emisiones de gases de efecto invernadero.
La expansión de las evaluaciones de salud pública para incorporar exposiciones ambientales y otros factores relacionados con el clima podría generar nuevas ideas sobre la prevención de enfermedades y mejorar los resultados de salud. Indicadores más confiables y sólidos, que puedan rastrear de manera más efectiva los cambios espacio-temporales en el clima y el tiempo y que integren datos demográficos, mejorarán las estimaciones de resultados relacionados con la salud en grupos de población expuestos.
Los impactos futuros de los peligros climáticos en la salud humana dependerán en gran medida de las acciones gubernamentales. Estas podrían incluir mejorar la infraestructura para abordar los peligros climáticos acelerados, implementar estrategias de adaptación como el mandato de recursos adicionales para la atención médica y construir la resiliencia societal.
Las vidas aseguradas generalmente están menos expuestas y afectadas por los peligros climáticos, tienen un mejor acceso a los servicios de atención médica y, por lo tanto, es más probable que experimenten tendencias de incidencia y mortalidad más favorables. Dicho esto, como se señala en el reciente informe climático de la Asociación de Ginebra: “Aunque hasta la fecha los aseguradores de vida y salud no se han visto significativamente afectados por el cambio climático, eso no seguirá siendo así a medida que los eventos climáticos se vuelvan más frecuentes y graves”. Las vidas aseguradas claramente no están inmunes a los riesgos del cambio climático, y si la industria quiere crecer y cumplir con su misión de brindar protección financiera a más personas, los aseguradores necesitan diseñar soluciones innovadoras que prioricen la inclusión.
La industria del seguro ahora tiene la oportunidad de desempeñar un papel de liderazgo en la lucha contra la crisis climática al promover la conciencia, proporcionar educación e inspirar, motivar e incentivar a las poblaciones a modificar comportamientos de maneras que beneficien su propia salud y la salud del planeta.
