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RGA Brief: Four considerations for mortality following natural disasters

Escrito por: 
Dr. Georgiana Willwerth-Pascutiu
13 diciembre, 2024 • 
5
 min de lectura

Resumen del artículo

Aunque los desastres naturales suelen asociarse principalmente con los seguros de bienes y accidentes, estudios recientes destacan sus posibles efectos a largo plazo en la salud, lo que podría requerir mayor atención por parte de los aseguradores de vida y salud. Estos impactos duraderos exigen un enfoque integral para analizar tanto la mortalidad como la morbilidad directa e indirecta derivadas de estos eventos.
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Puntos clave

  • Aunque los desastres naturales suelen asociarse con seguros de bienes y accidentes y muertes directas, estudios indican que están relacionados con una considerable mortalidad indirecta frecuentemente subestimada.
  • El sector asegurador y otras partes interesadas evalúan factores como el cambio climático, la salud mental y los efectos en poblaciones vulnerables para determinar el impacto de los desastres naturales.
  • Las proyecciones sobre los efectos prolongados en morbilidad y mortalidad varían ampliamente en cuanto a su impacto y duración.

Los huracanes Helene y Milton causaron estragos en el sureste de EE.UU. en el otoño de 2024. El costo total aún se está calculando. Aunque las estimaciones varían ampliamente, se espera que ambas tormentas provoquen daños materiales por decenas de miles de millones de dólares, además de más de 250 muertes directas.

En octubre de 2024, lluvias torrenciales trajeron más de un año de precipitación en varias áreas del sureste de España, lo que agravó la situación en otras partes del país. Más de 200 personas murieron y se espera que el impacto económico sea enorme. Tormentas como éstas en todo el mundo suelen producir resultados similares.

Los desastres naturales en sus diversas formas —huracanes, inundaciones, terremotos, incendios forestales, sequías y otros— se consideran generalmente asuntos de seguros de propiedad y accidentes, ya que las muertes asociadas generalmente no afectan significativamente las tendencias de mortalidad a largo plazo. Sin embargo, algunos estudios sugieren que el impacto es más amplio y sus efectos pueden perdurar mucho después de que las viviendas y negocios hayan sido reconstruidos.

Por ejemplo, un estudio reciente publicado en Nature analizó los ciclones tropicales en EE.UU., incluidos huracanes y tormentas tropicales, y determinó que los efectos en la salud de estos desastres naturales podrían estar subestimados, ya que sólo se reporta la mortalidad directa con un promedio de 24 muertes por evento. No obstante, la mortalidad indirecta podría acercarse a los 7,000 decesos por tormenta.

Un enfoque típico de vigilancia examina registros en busca de menciones específicas que vinculen las muertes con un evento climático extremo. Si bien este proceso puede capturar la mortalidad directa por causas como electrocutamiento o ahogo, puede pasar por alto una cantidad sustancial de muertes por otras causas, incluidas la contaminación de alimentos y agua, falta de acceso a atención médica y trastornos de salud mental. Otros estudios sugieren que el exceso de mortalidad puede documentarse durante al menos 60 días después de un evento climático.

El estudio de Nature extiende los efectos indirectos a varios años después de un evento, buscando conectar los puntos entre las brechas de datos en esta área. Otros estudios ofrecen conclusiones similares, aunque es importante señalar que medir los efectos prolongados de las catástrofes es complicado. Considere esto: un estudio de 2023 publicado en The BMJ, basado en datos de 35 países, mostró que los riesgos de mortalidad entre las poblaciones expuestas a inundaciones aumentaron durante los primeros 25 días después de una inundación y volvieron a los valores de referencia alrededor de los 60 días.

El estudio de Nature amplía el análisis de los efectos indirectos de los desastres naturales, sugiriendo que pueden extenderse varios años después del evento. Otros estudios respaldan esta conclusión, aunque medir estos impactos prolongados presenta significativos desafíos metodológicos. Por ejemplo, un estudio de 2023 publicado en The BMJ, basado en datos de 35 países, demostró que los riesgos de mortalidad entre las poblaciones expuestas a inundaciones aumentaron durante los primeros 25 días después de una inundación y volvieron a los valores base alrededor de 60 días después. Surgen preguntas sobre la correlación verdadera de algunos resultados relacionados con la mortalidad, especialmente aquellos que se desarrollan mucho después de un evento climático.

Actualmente, no es posible establecer conclusiones definitivas, lo que insiste en la necesidad de que los aseguradores de vida y salud continúen monitoreando y analizando datos adicionales sobre el impacto a largo plazo de los desastres naturales en la morbilidad y mortalidad. Este artículo analiza brevemente cuatro de estas áreas:

1. Cambio climático

Los aseguradores de vida y salud aún no han experimentado un impacto documentado sustancial del cambio climático, pero la frecuencia y severidad de los eventos climáticos podrían alterar esta situación. El número global de desastres relacionados con el clima y el tiempo ha aumentado cinco veces entre 1970 y 2019.
Las temperaturas continúan superando las normas históricas, con 2023 como el año más cálido registrado, lo que ha provocado no sólo calor extremo, sino también olas de calor. Las sequías y las inundaciones se encuentran en extremos opuestos del espectro meteorológico, pero son las cuestiones climáticas más sensibles a nivel mundial.
Las proyecciones de la ciencia climática sugieren un aumento del 10 al 15% en el número de tormentas por año para 2050, lo cual podría tener un impacto negativo en la salud de la población.

2. Salud mental

Un desastre natural puede devastar propiedades, pero también puede cobrar un alto costo emocional. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, después de los desastres naturales tienden a aumentar los problemas de salud mental entre personas sin antecedentes y aquellos en situación de riesgo. Estos problemas pueden ser de corta duración o prolongarse, y no siempre se manifiestan inmediatamente después de un desastre.
Algunos de los diagnósticos psicológicos más comunes incluyen el trastorno de estrés postraumático, la ansiedad y la depresión.

Los síntomas son más propensos a persistir en los niños debido al estrés parental, las alteraciones en su rutina o la separación de sus cuidadores. Los primeros en responder también están expuestos a las consecuencias de salud mental debido a su alto nivel de exposición a enfermedades, lesiones y muertes causadas por desastres naturales.
Para los aseguradores, la presencia de estos factores psicológicos podría desencadenar un aumento en las solicitudes de reclamación por discapacidad.

    3. Poblaciones vulnerables

    Tras un desastre natural, los residentes pueden quedarse sin electricidad, alimentos, agua y refugio. Algunas poblaciones pueden ser más susceptibles a las repercusiones de estas dificultades. Por ejemplo, el estudio de Nature indicó que el 99% de las muertes infantiles asociadas a ciclones tropicales ocurre más de 21 meses después del evento.
    Las personas con menores ingresos podrían tener mayores dificultades para acceder a atención médica y cubrir necesidades sanitarias debido a la ubicación de los centros de salud o la falta de recursos económicos para costear servicios no cubiertos. Algunos estudios plantean que la exposición a contaminantes y toxinas movilizadas o liberadas durante desastres naturales es más probable que afecte a las comunidades de color. Otros estudios sugieren que las poblaciones negras afectadas por catástrofes tienen tres veces más riesgo de muerte en comparación con las comunidades caucásicas.

    4. Impactos secundarios

    Las marejadas —producidas por huracanes, tormentas tropicales e inundaciones— pueden afectar la salud mucho después de que el clima haya mejorado, según algunos informes. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades señalan que la entrada de agua en las tierras y el tiempo que tarda en retirarse puede aumentar el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua hasta en un 50%. Los alérgenos, el moho y el agua contaminada resultantes pueden causar o agravar enfermedades respiratorias.

    Conclusión

    Varios estudios sugieren, en diferentes grados, que el impacto de los desastres naturales puede extenderse más allá de sus efectos directos. Aún así, puede ser difícil establecer una correlación directa entre las secuelas y el evento en sí, así como el alcance completo de cualquier síntoma colateral.

    Con el aumento en la frecuencia de eventos ambientales severos, se vuelve imprescindible disponer de reportes más precisos y atribuciones claras, además de adoptar un enfoque integral para evaluar tanto la mortalidad como la morbilidad asociadas, directa e indirectamente, a los desastres naturales.

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