Puntos clave:
- La RAM es una amenaza creciente vinculada a cerca de 5 millones de muertes anuales.
- La pandemia de COVID-19 aceleró el desarrollo de esta preocupación. Un nuevo estudio estima que para 2050, más de 8 millones de muertes al año podrían estar asociadas con la RAM.
- Ante las dificultades de desarrollar nuevos antibióticos, la prevención de enfermedades mediante la vacunación será esencial para frenar la RAM en el futuro.
Tendencias en la resistencia a los antimicrobianos
La RAM es una de las principales causas de mortalidad a nivel mundial, representando aproximadamente el 9% de todas las muertes. Se estima que desde 1990 se han perdido 36 millones de vidas debido a la RAM, y se proyecta que entre 2025 y 2050 se perderán otros 39 millones de vidas. Los grupos más vulnerables a morir por RAM incluyen a los niños menores de 5 años, los adultos mayores de 65 años y los pacientes inmunocomprometidos.
En 2019, seis patógenos bacterianos principales fueron responsables del 73% de las muertes relacionadas con la RAM:
- Escherichia coli
- Staphylococcus aureus
- Klebsiella pneumoniae
- Streptococcus pneumoniae
- Acinetobacter baumannii
- Pseudomonas aeruginosa
En 2021, estos seis patógenos representaron la mayor carga de RAM, con más de 100,000 muertes atribuibles a cada uno. Todos ellos están incluidos en la Lista de Patógenos Prioritarios Bacterianos de la OMS para 2024, que abarca 24 patógenos de 15 familias de bacterias resistentes a antibióticos, agrupados en categorías de prioridad crítica, alta y media. La lista está diseñada para orientar la investigación, el desarrollo de fármacos y las estrategias para prevenir y controlar la RAM. Las bacterias gramnegativas, como Acinetobacter baumannii, que son resistentes a los antibióticos de última línea, se consideran una prioridad crítica debido a la gravedad general de las infecciones y su importante carga global para la salud.
El análisis más reciente de la carga global de la RAM a los antimicrobianos para el periodo de 1990 a 2021, con pronósticos hasta 2050, se basa en 22 patógenos, 84 combinaciones patógeno-fármaco y 11 síndromes infecciosos en 204 países. Este análisis estudia la proporción de muertes por infecciones asociadas con infecciones resistentes a los fármacos y las muertes atribuibles a la resistencia a los medicamentos de una infección.
Los investigadores estimaron que en 2021, 4.71 millones de muertes estuvieron asociadas con la RAM, incluidas 1.14 millones de muertes directamente atribuibles a ella. Mientras que las muertes por RAM disminuyeron más del 50% en niños menores de 5 años, aumentaron más del 80% en adultos de 70 años o más. Las muertes globales por Staphylococcus aureus aumentaron más que por otros patógenos, pero la resistencia de las bacterias gramnegativas a los carbapenémicos, considerados antibióticos de última línea, aumentó más que la resistencia a otras clases de antibióticos.
De 2022 a 2030, se pronostica que las muertes globales por RAM aumentarán un 13.4%, alcanzando 1.28 millones, y aumentarán un 69.6% para 2050. En 2022, se dispensaron 236 millones de recetas de antibióticos ambulatorios en los EE. UU., una tasa de prescripción de 709 por cada 1,000 habitantes, un aumento respecto a las 636 recetas por cada 1,000 en 2021. Una revisión reciente encontró que el 63.4% de los antibióticos dispensados en farmacias comunitarias en todo el mundo fueron sin receta médica.
Bajo un escenario de mejor atención, donde la mejora de la calidad de la atención médica para los síndromes infecciosos y el acceso a antibióticos llevarían a una disminución tanto de la carga de la RAM como de la carga infecciosa no asociada con la RAM, se podrían evitar aproximadamente 92 millones de muertes entre 2025 y 2050. La creación de antibióticos más eficaces contra bacterias gramnegativas podría evitar 11.1 millones de muertes relacionadas con la RAM en el mismo lapso. La creciente tasa de mortalidad por Acinetobacter baumannii resistente a los carbapenémicos es extremadamente preocupante; por lo tanto, el desarrollo de nuevos antibióticos gramnegativos para ayudar a reducir las tasas de mortalidad tendría un gran impacto.
Uso de antibióticos durante la pandemia de COVID-19
Entre marzo y octubre de 2020, cerca del 80% de los pacientes hospitalizados con COVID-19 recibió antibióticos. La pandemia de COVID-19 aceleró el uso de antibióticos y la posterior resistencia de los patógenos, particularmente la resistencia a carbapenémicos de Pseudomonas aeruginosa en EE. UU. En bacterias resistentes a carbapenémicos como Klebsiella pneumoniae, Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa y Enterobacter spp., la mortalidad es superior al 30%.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. informaron recientemente que las infecciones bacterianas asociadas a la RAM que comienzan en el hospital, causadas por seis patógenos comunes encontrados en entornos de atención médica, aumentaron un 20% durante la pandemia, en comparación con 2019. Entre 2019 y 2020, las infecciones resistentes adquiridas durante la hospitalización aumentaron significativamente en ocho patógenos diferentes:
- Acinetobacter resistente a carbapenémicos (+78%)
- Candida auris resistente a antifúngicos (+60%)
- Enterobacterales resistentes a carbapenémicos (+35%)
- Candida resistente a antifúngicos (+26%)
- Enterobacterales productoras de ESBL (+32%)
- Enterococcus resistente a vancomicina (+14%)
- Pseudomonas aeruginosa multirresistente (+32%)
- Staphylococcus aureus resistente a meticilina (+13%)
Enfrentando la RAM
El desarrollo de nuevos antimicrobianos ha sido lento, ya que ha resultado difícil encontrar nuevas sustancias efectivas para tratar infecciones bacterianas. Desde 2010, se han autorizado 29 antibióticos nuevos, aunque la mayoría son variaciones de compuestos existentes. En junio de 2024, la OMS informó sobre la línea de productos antibacterianos en desarrollo hasta diciembre de 2023. De los agentes antibacterianos en desarrollo, 38 estaban en ensayos de fase III. Los nuevos tratamientos, como el uso de fagos (virus que infectan bacterias), están en desarrollo, y la investigación sobre el uso de anticuerpos monoclonales para el tratamiento de infecciones microbianas está creciendo.
Sin embargo, prevenir infecciones mediante medidas existentes como la vacunación y el mejor acceso a agua, saneamiento e higiene, particularmente con el aumento del uso de antibióticos en entornos de bajos ingresos, es clave. Un diagnóstico oportuno y preciso de infecciones es fundamental para reducir el uso inapropiado de antibióticos y la consiguiente RAM. Las vacunas previenen infecciones antes de que ocurran y, con ello, reducen la dependencia de antibióticos de primera y segunda línea y disminuyendo la resistencia bacteriana.
Mientras los sistemas de salud enfrentan este desafío, las implicaciones para las aseguradoras de vida y salud serán significativas. En el lado de la salud, por ejemplo, a medida que más personas se expongan a organismos resistentes a los antimicrobianos, un número creciente de pacientes, particularmente los de edad avanzada, requerirán atención hospitalaria extensiva a largo plazo antes de ser tratados con éxito o sucumbir a la infección. Es probable que los costos de atención médica aumenten considerablemente, y gran parte de estos podrían estar cubiertos por el seguro.
Para las aseguradoras de vida, los suscriptores y evaluadores de reclamaciones probablemente verán casos con antecedentes de tratamiento con antibióticos de segunda y tercera línea y sepsis/deterioro de la función orgánica. Con el tiempo, una mayor proporción de muertes globales puede ser atribuida a la RAM, lo que afectará las tasas de mortalidad tanto en países de bajos como de altos ingresos. Las aseguradoras deberán evaluar estas tendencias a medida que desarrollan supuestos de mortalidad y morbilidad a largo plazo.
Conclusión
La RAM sigue aumentando globalmente e impulsa tasas de mortalidad más altas, especialmente entre personas mayores de 70 años. Sin una acción inmediata, será difícil lograr los objetivos establecidos por la UNGA 79 en relación con la RAM. El progreso en la lucha contra la RAM requerirá un desarrollo más rápido y mejorado de medicamentos, una prevención mejorada de infecciones, una vacunación más amplia de la población, la identificación temprana y el tratamiento de infecciones, y una reducción de las tasas de uso inapropiado de antibióticos.
La evolución del riesgo exige que las aseguradoras se adapten rápidamente a este desafío. Jonathan Porter, Director Global de Riesgos de RGA, lo explica. Lee el artículo.
