Puntos clave:
- La evidencia creciente relaciona el síndrome metabólico y sus factores de riesgo, como la diabetes y la obesidad, con enfermedades psiquiátricas.
- La prevención y el tratamiento del síndrome metabólico o las enfermedades mentales pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar la otra.
- Integrar el apoyo en salud mental y los programas de intervención de estilo de vida en los planes de seguros puede mejorar la adherencia a los tratamientos, mejorar los resultados de salud y reducir la incidencia de complicaciones costosas.
“Los transtornos mentales son desórdenes metabólicos del cerebro”.
Dr. Chris Palmer, autor del libro Brain Energy.
Introducción
Evidencias recientes sugieren una estrecha conexión entre el síndrome metabólico y las enfermedades psiquiátricas. Esta perspectiva ha sido explorada por una subespecialidad en psiquiatría llamada “psiquiatría metabólica”. Este artículo ofrece una visión general de esta relación crítica y aporta ideas para el avance en el sector asegurador.
La epidemia global del síndrome metabólico
El síndrome metabólico es un conjunto de factores de riesgo —como obesidad central, resistencia a la insulina, dislipidemia e hipertensión— que aumenta el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular. Su prevalencia global varía, siendo más alta en regiones del Mediterráneo oriental y en las Américas, con un rango de entre 12.5 % y 31.4 %.
La relación entre el síndrome metabólico y la salud mental
Estudios recientes evidencian cómo la disfunción metabólica afecta profundamente la salud mental. Por ejemplo, un estudio de cohorte longitudinal en Suecia halló que niveles elevados de glucosa y triglicéridos, junto con niveles bajos de colesterol de alta densidad, están asociados a un mayor riesgo de diagnóstico posterior de depresión, ansiedad y trastornos relacionados con el estrés.
Entre las razones de esta asociación multifactorial, se destacan:
- Inflamación crónica de bajo grado y alteraciones metabólicas en el eje hipotálamo-pituitario-adrenal, como se observa en la obesidad y la diabetes, con conexiones a enfermedades mentales.
- Los efectos secundarios de antipsicóticos y estabilizadores del estado de ánimo que aumentan el riesgo de transtorno mental al causar aumento de peso y desregulación de la glucosa.
- El impacto de los factores de riesgo del síndrome metabólico en el bienestar mental, especialmente en cuanto a la imagen corporal en casos de obesidad.
- Superposición genética significativa entre las enfermedades psiquiátricas y el síndrome metabólico, lo cual podría explicar la alta prevalencia de síndrome metabólico en individuos con enfermedades mentales graves. Investigaciones han identificado correlaciones genéticas del síndrome metabólico con trastorno de déficit de atención e hiperactividad, anorexia nerviosa, trastorno depresivo mayor y esquizofrenia.
Obesidad y salud mental
Desde 1990, la obesidad en adultos se ha más que duplicado a nivel mundial, y la obesidad en adolescentes se ha cuadruplicado, según la Organización Mundial de la Salud. Existe una relación bidireccional entre la salud mental y la obesidad. Las personas con obesidad presentan un riesgo 55 % mayor de desarrollar depresión a lo largo del tiempo, mientras que las personas con depresión tienen un 58 % más de probabilidades de padecer obesidad. La obesidad también incrementa significativamente el riesgo de desarrollar una amplia gama de trastornos psiquiátricos en todos los grupos de edad, tales como depresión, trastornos del espectro psicótico, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria y de la personalidad.
Por otro lado, un estudio del Biobanco del Reino Unido mostró que reducir el aislamiento social y la soledad en personas con obesidad equivalía a una disminución del 36% en la mortalidad por todas las causas.
La conexión con la diabetes
Al igual que la obesidad, la diabetes tiene una relación de influencia mutua con la salud mental. Un estudio reciente analizó datos de más de 500,000 personas con diabetes tipo 1 o tipo 2 y 350,000 personas sin diabetes, desde 2001 hasta 2018. Aquellas con complicaciones diabéticas crónicas tenían hasta tres veces más probabilidades de padecer trastornos de salud mental, como ansiedad o depresión. Además, las personas con diabetes y un trastorno de salud mental eran 2.5 veces más propensas a experimentar complicaciones diabéticas sostenidas.
Las personas con enfermedades mentales graves y diabetes presentan tasas de mortalidad elevadas a largo plazo, con una tasa de mortalidad general de 4.14. Los trastornos alimentarios como la anorexia, la bulimia y los atracones son más comunes en personas con diabetes, especialmente en mujeres con diabetes tipo 1. Además, algunas personas con diabetes tipo 1 experimentan diabulimia, un trastorno de la alimentación en el que las dosis de insulina se restringen o se omiten intencionadamente debido al temor a ganar peso.
Implicaciones clínicas
La prevención y el tratamiento tanto del síndrome metabólico como de las enfermedades mentales pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar la otra. Es crucial priorizar el diagnóstico y tratamiento del síndrome metabólico en pacientes con trastornos psiquiátricos. Las intervenciones en el estilo de vida, como la dieta y la nutrición, el asesoramiento, el aumento de la actividad física y la mejora del sueño, pueden ayudar a corregir la disfunción metabólica y, así, mejorar el bienestar mental.
El papel potencial de la dieta cetogénica, también conocida como dieta metabólica, está generando un interés creciente. Esta dieta se caracteriza por un contenido elevado de grasas y bajo en carbohidratos que imita el estado fisiológico del ayuno. Actualmente se utiliza como modalidad de tratamiento para la obesidad, la diabetes tipo 2 y la epilepsia. Con la creciente evidencia de que las enfermedades psiquiátricas son enfermedades neurometabólicas, la cetogénica ha mostrado ser prometedora en el tratamiento de enfermedades mentales graves. Un ensayo clínico reciente investigó los efectos de esta dieta en personas con esquizofrenia o trastorno bipolar que ya presentaban anormalidades metabólicas, y los resultados mostraron que la terapia cetogénica revirtió el síndrome metabólico en grupos con enfermedades mentales graves.
Una clase de medicamentos en el centro de atención son los agonistas del receptor de péptido similar al glucagón-1 (GLP-1RA). Los GLP-1RA, como el semaglutida (Ozempic), imitan la hormona GLP-1 en el cuerpo, lo cual ayuda a controlar los niveles de insulina y glucosa en la sangre y promueve la saciedad. Estos medicamentos se están utilizando para tratar a pacientes con diabetes tipo 2 y obesidad. La evidencia respalda los efectos neuropsiquiátricos positivos de los GLP-1RA, y un metanálisis reciente mostró que alivian los síntomas depresivos en adultos con diabetes tipo 2.
Si bien existen inquietudes sobre los posibles efectos adversos de los GLP-1RA en la salud mental, especialmente en relación con pensamientos suicidas y autolesiones, un estudio reciente publicado en el Journal of the American Medical Association no encontró asociación entre el uso de GLP-1RA y un aumento en el riesgo de muerte por suicidio, autolesiones o trastornos relacionados con la depresión y ansiedad. Sin embargo, se necesita más investigación al respecto.
La gestión combinada para la disfunción metabólica, que incluye cambios en el estilo de vida y nuevas opciones de tratamiento como la dieta cetogénica y los GLP-1RA, puede transformar el tratamiento de la salud mental en el futuro.
Lo que esto significa para los aseguradores
Entender la conexión entre el síndrome metabólico y los trastornos psiquiátricos es esencial para que los aseguradores diseñen productos más integrales y efectivos que se adapten a las necesidades cambiantes de los consumidores.
Con la creciente prevalencia de estas condiciones a nivel mundial, los aseguradores pueden respaldar planes de salud especializados y programas de bienestar que no solo cubran el tratamiento médico del síndrome metabólico y las condiciones psiquiátricas, sino que también incorporen medidas preventivas y tratamientos como la dieta cetogénica y los agonistas del receptor de GLP-1. Los conocimientos sobre el potencial de tratamientos con doble propósito que aborden tanto los problemas metabólicos como los de salud mental pueden permitir a los aseguradores ofrecer soluciones más específicas y efectivas, reduciendo potencialmente los costos a largo plazo asociados con las comorbilidades crónicas. Además, integrar el apoyo en salud mental y los programas de intervención en el estilo de vida en los planes de seguro puede mejorar la adherencia de los pacientes a los protocolos de tratamiento, mejorar los resultados de salud en general y reducir la incidencia de complicaciones que pueden llevar a reclamaciones altas.
Estos enfoques proactivos y holísticos pueden diferenciar a los aseguradores visionarios en un mercado competitivo, promoviendo el bienestar del paciente mientras gestionan el riesgo financiero.